El atractivo de los circuitos de carreras suele evocar imágenes de glamour, prestigio e importantes ganancias económicas. La emoción de ver a un purasangre de tu propiedad retumbar en la recta final es innegable. Sin embargo, hay que examinar de cerca la percepción común de que la propiedad de caballos de carreras es una empresa puramente lucrativa. ¿Tener un caballo de carreras consiste realmente en ganar dinero, o hay algo más en esta costosa pasión?
La realidad financiera de ser propietario de un caballo de carreras
Para comprender la dinámica financiera de la propiedad de caballos de carreras, recurrimos a algunas estadísticas convincentes del Libro de Datos 2023 del Jockey Club. El año pasado, unos 45.000 caballos empezaron carreras en toda Norteamérica, compitiendo por unas bolsas totales ligeramente superiores a 1.300 millones de dólares. Esto supone unos ingresos medios de algo menos de 30.000 $ por trabajador principiante. Aunque a primera vista estas cifras puedan parecer sustanciales, sólo cuentan una parte de la historia.
El coste de mantenimiento de un caballo de carreras en entrenamiento -que lo cubre todo, desde los honorarios del entrenador hasta la atención veterinaria- asciende a unos 75.000 $ anuales por caballo. Esta cifra se basa en consultas con múltiples entrenadores y propietarios y nos da una base de referencia para cálculos posteriores.
Teniendo en cuenta estos costes, el gasto total para mantener a todos los caballos de carreras en entrenamiento en Norteamérica el año pasado ascendería aproximadamente a 3.400 millones de dólares, más de dos veces y media el dinero total pagado en premios. Esto revela que, colectivamente, los propietarios de caballos de carreras recuperan menos de la mitad (el 40%, para ser exactos) de sus gastos sólo con los ingresos de las carreras, excluyendo los costes iniciales de compra.
"Los propietarios de caballos de carreras sólo recuperan por término medio el 40% de sus gastos mediante los ingresos de las carreras, excluyendo los costes iniciales de compra".
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La economía de las élites
Profundizando más, resulta evidente que sólo unos pocos elegidos en el mundo de las carreras obtienen beneficios económicos sustanciales. En 2023, treinta y un caballos ganaron 1 millón de dólares o más.
Sin embargo, estos caballos que más ganan representan una fracción minúscula de la población total, ya que sólo un 8% de todos los caballos de carreras ganan lo suficiente para cubrir sus gastos anuales de mantenimiento.
La cruda realidad es que los ingresos medios de los caballos de carreras el año pasado fueron algo menos de 14.000 $, bastante menos de lo que cuesta mantenerlos, lo que indica que el caballo de carreras típico recupera menos del 20% de sus gastos.
Más allá del balance
Entonces, si el beneficio económico es incierto y a menudo improbable, ¿por qué la gente invierte en caballos de carreras? La respuesta va más allá de la simple economía. Ser propietario de un caballo de carreras está impulsado por la pasión por el deporte, el amor a los caballos y la emoción de formar parte potencialmente del viaje de un caballo hacia la grandeza.
Los propietarios celebran los éxitos, grandes y pequeños, y soportan las pérdidas, no como meras transacciones financieras, sino como experiencias integrales del apasionante mundo de las carreras de caballos.
Además, la industria no es estática; evoluciona con los avances en atención veterinaria, formación y técnicas de cría. Para muchos, el reto de aplicar estas innovaciones e influir potencialmente en el deporte es tan gratificante como cualquier bolsa.
Aunque es innegable que algunos propietarios con éxito económico obtienen pingües beneficios, el panorama general de las carreras de caballos sugiere una narrativa diferente.
Para la gran mayoría, ser propietario de un caballo de carreras no es un camino hacia la riqueza. En cambio, es un esfuerzo costoso alimentado por la pasión, la búsqueda de la excelencia y un profundo amor por el caballo. La economía de poseer un caballo de carreras, marcada por el bajo rendimiento de la inversión para la mayoría, subraya un compromiso con el deporte y sus atletas equinos que trasciende la mera ganancia monetaria.
Esta comprensión invita a una apreciación más amplia de la propiedad de caballos de carreras, donde las verdaderas recompensas a menudo se encuentran fuera de los límites de un balance.