La cuestión de si los caballos de carreras corren drogados se ve a menudo empañada por ideas erróneas y falta de comprensión. Es importante abordar estas afirmaciones falsas y presentar una visión equilibrada basada en pruebas y datos.
En el mundo de las carreras de caballos, el deporte se rige por normas estrictas para garantizar la integridad y el bienestar de los caballos. En el entrenamiento de los caballos se utilizan medicamentos y tratamientos similares a los de los atletas humanos. Pero es crucial distinguir entre drogas ilegales y medicación terapéutica.
Entonces, ¿hay drogas en las carreras de caballos?
Pues sí. En el entrenamiento de los caballos se utilizan drogas, medicamentos y tratamientos, de forma muy parecida a los atletas humanos.
Sin embargo, hay una clara distinción entre drogas ilegales y medicación terapéutica. Esto último es similar al tratamiento que reciben los atletas humanos: medicamentos como antiinflamatorios no esteroideos suaves, como la fenilbutazona o «bute», se utilizan bajo estricta supervisión veterinaria para ayudar en la recuperación de la enfermedad, el dolor o la inflamación.
Estos medicamentos no son potenciadores del rendimiento, sino tratamientos esenciales para garantizar la salud y el bienestar del caballo. Sin embargo, al igual que en cualquier otro deporte, el espectro del consumo de drogas ilegales también se ha cernido sobre las carreras de caballos, con ciertos individuos que intentan obtener una ventaja injusta mediante sustancias prohibidas.
La ciencia de la tolerancia
Comprender la ciencia que hay detrás de la tolerancia a las drogas y los periodos de abstinencia es crucial.
Los medicamentos, aunque se utilicen con fines terapéuticos, vienen acompañados de periodos de abstinencia recomendados, es decir, un periodo de tiempo antes de una carrera en el que no se debe administrar a un caballo determinados medicamentos para garantizar que no le afecten el día de la carrera. Sin embargo, los restos de medicación pueden persistir, y ahí es donde entran en juego los umbrales de tolerancia a las drogas. Estos umbrales se establecen basándose en una amplia investigación y están diseñados para discernir entre las cantidades residuales permisibles de medicación y los niveles que podrían influir en el rendimiento de un caballo.
Grandes avances hacia la alineación nacional: El papel de HISA
Aunque la industria ha avanzado rápidamente en los últimos tiempos para garantizar la limpieza del deporte, es esencial reconocer que hubo un periodo en el que el consumo de drogas ilegales en las carreras era una preocupación importante.
En esta época, algunos individuos recurrieron a sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento de forma ilegal, lo que ensombreció la integridad del deporte. Sin embargo, la respuesta de la industria fue rápida y firme, con rigurosos procedimientos de prueba y fuertes sanciones para quienes fueran sorprendidos infringiendo las normas.
La creación de la Autoridad para la Integridad y la Seguridad en las Carreras de Caballos (HISA) marcó un hito importante en la historia de este deporte. Por primera vez, se implantó un conjunto de normas nacional y uniforme, aplicable a todos los participantes en carreras de caballos pura sangre y a todas las instalaciones de hipódromos de EEUU.
HISA comprende dos programas principales: el Programa de Seguridad en los Hipódromos y el Programa Antidopaje y de Control de la Medicación (ADMC). Estas iniciativas pretenden mejorar el bienestar equino, minimizar las lesiones y garantizar que todos los caballos compitan libres de la influencia de medicamentos u otras sustancias extrañas que puedan afectar a su rendimiento.
La máxima seguridad y el precio del comportamiento ilegal
El escándalo de Máxima Seguridad, y concretamente las acciones de los entrenadores Jason Servis y Jorge Navarro, marcó un momento crucial en la historia de las carreras de caballos.
La prueba positiva de Máxima Seguridad fue sólo el principio. Las investigaciones posteriores revelaron un patrón más amplio de consumo de drogas ilegales, lo que convirtió a Servis y Navarro en las figuras centrales de uno de los escándalos de dopaje más importantes del deporte. La gravedad de los cargos que se les imputaban, que podían acarrearles años de cárcel, puso de relieve la firme postura del sector contra una conducta indebida tan atroz.
El caso contra Servis y Navarro trascendió las fechorías individuales, catalizando una introspección crítica y una resolución colectiva dentro de la comunidad hípica. Impulsó un movimiento hacia marcos normativos más sólidos, pruebas rigurosas y una cultura de transparencia y responsabilidad.
La respuesta del sector, marcada por una renovada dedicación a las normas éticas y a la protección de sus atletas equinos, sugiere que este escándalo bien puede recordarse como un punto de inflexión. Una época en la que las carreras de caballos se unieron para trazar un rumbo hacia un futuro en el que la integridad del deporte y el bienestar de los caballos se tuvieran en la más alta consideración.
La Vigilancia Continua: Pruebas y Transparencia
Las autoridades de las carreras invierten mucho en pruebas y controles para mantener limpio el deporte. Los caballos se someten a pruebas periódicas antes y después de las carreras y durante el entrenamiento. Los profesionales veterinarios, que trabajan en nombre de los comisarios, toman meticulosamente muestras de sangre, comprobando la presencia de cualquier medicamento.
Los protocolos reflejan el compromiso no sólo de identificar las infracciones, sino también de promover las normas más estrictas de bienestar equino y garantizar que cualquier tratamiento administrado sea adecuado, necesario y transparente.
Y no sólo se hacen pruebas a los caballos: los jinetes, los jinetes de pista y los mozos de cuadra tienen licencia y, por tanto, pueden ser sometidos a pruebas periódicas de drogas y alcohol por parte de los comisarios. También recibirán multas y prohibiciones si se descubre que tienen sustancias prohibidas o no declaradas en su organismo.