El impresionante espectáculo de un caballo de carreras a todo galope es algo digno de contemplar. Sus potentes pulmones, su gran corazón y un bazo capaz de liberar millones de glóbulos rojos almacenados en el torrente sanguíneo durante el ejercicio intenso los convierten en los super atletas del reino animal. Sin embargo, hay un fenómeno que a menudo suscita preocupación entre los espectadores: un caballo de carreras con sangre en las fosas nasales. Comprenderlo mejor puede aportar información valiosa sobre el bienestar y el rendimiento de estos majestuosos animales.
Sangramiento: HPIE frente a Epistaxis
La clave para entender por qué a veces los caballos de carreras sangran por la nariz reside en reconocer una afección conocida como Hemorragia Pulmonar Inducida por el Ejercicio (HPIE). A los caballos que sufren HPIE a veces se les llama coloquialmente «sangradores». Como su nombre indica, esta afección concreta se inicia con el ejercicio, y no es exclusiva de los caballos, sino que también la padecen los atletas humanos.
El término técnico «epistaxis» se aplica cuando la sangre es visible en las fosas nasales.
Los caballos de carreras, en particular, presentan un tamaño cardiaco extraordinario como porcentaje de su peso corporal en comparación con otras razas equinas y mamíferos. El corazón de un caballo de carreras pura sangre suele representar hasta el 1% de su peso corporal, mientras que en los humanos es de alrededor del 0,55%.
La presión arterial media de un caballo aumenta de forma natural casi cinco veces durante el ejercicio, debido a su gran gasto cardíaco.
El bazo de un caballo contiene una gran reserva de glóbulos rojos y cuando se contrae completamente, envía esas células al torrente sanguíneo. Esto aumenta el volumen total de sangre en la circulación del caballo en un 40%-50% cuando corre.
Esto, combinado con un aumento de 5 a 6 veces de la frecuencia cardíaca del caballo, provoca un enorme enorme aumento del gasto cardíaco, que es la cantidad de sangre bombeada cada minuto por el corazón del caballo. La presión arterial media naturalmente aumenta casi cinco veces durante el ejercicio, debido a este gasto cardíaco masivo.
En estas condiciones, la presión en el interior de los vasos sanguíneos más pequeños de los pulmones -los capilares pulmonares- también se intensifica inevitablemente,sometiendo a las delgadas paredes de estos capilares a una gran tensión.
Cuando inspiramos, el músculo del diafragma crea una presión negativa en los pulmones, tirando del aire hacia dentro. En los caballos en reposo, esta presión negativa es de aproximadamente 3 mmHg negativos, pero durante el ejercicio, aumenta hasta la asombrosa cifra de 40-50 mmHg negativos. Cuando un caballo de carreras galopa, su movimiento de aire durante la respiración puede pasar aproximadamente de unos 80 litros de aire por minuto a más de 1800 litros/minuto. Esta gran presión negativa que succiona el aire hacia los pulmones también tiene un efecto de succión en las paredes de los capilares pulmonares.
A pesar de que los caballos tienen paredes alveolares y pulmonares capilares pulmonares más fuertes que las de otras especies, estos cambios presión sanguínea pueden provocar fugas de sangre de los vasos sanguíneos rotos en la mayoría de los caballos de carreras y se produce cierto grado de HPIE. Esto es debido a estas adaptaciones naturales al ejercicio de alta velocidad que los caballos sufren de HPIE. En otras palabras, esto no es una enfermedad.
La sangre filtrada se transporta entonces por la tráquea desde los pulmones. En un pequeño porcentaje de casos (alrededor del 0,15% de los corredores), la hemorragia es suficiente para alcanzar el (los) ollar (es) dando la apariencia de una hemorragia nasal (epistaxis). Se trata de una distinción importante, ya que es este pequeño grupo de caballos el que está sujeto a las resoluciones de los Programas Antidopaje y de Control de la Medicación y Seguridad de la Autoridad para la Integridad y la Seguridad en las Carreras de Caballos (HISA).
El impacto de la HPIE en los caballos de carreras
La HPIE puede tener un efecto dañino en el rendimiento de un caballo de carreras. Los caballos que sufran epistaxis serán inscritos en la Lista de Veterinarios y los episodios repetidos pueden dar lugar a que se prohíba al caballo competir según las normas de la HISA.
Por lo general, los caballos se recuperan bien de un episodio de «sangrado» y pueden pasar fácilmente a otras actividades menos intensas cuando se retiran de las carreras.
Son importantes las normas estrictas que se aplican a los caballos de carreras que sufren epistaxis. Los participantes de la industria están motivados para prevenir cualquier grado de HPIE siempre que sea posible, ya que puede afectar al bienestar de los caballos. Los estudios han demostrado que los caballos que padecen HPIE tienden a mostrar un menor rendimiento en comparación con los caballos que no sangran. Por lo general, los caballos se recuperan bien de un episodio o episodios de «sangrado» y pueden pasar fácilmente a otras actividades menos intensas cuando se retiran de las carreras.
Poner la EIPH en perspectiva
Ver un caballo de carreras con una hemorragia nasal puede ser perturbador y generar preguntas sobre el bienestar del animal. Sin embargo, las estrictas medidas establecidas dentro de la industria de las carreras y la atención continua a esta condición deben tranquilizarnos. La industria es muy consciente del bienestar de estos increíbles atletas y trabaja diligentemente para asegurarse de que sean cuidados en todo momento.
En resumen, las hemorragias nasales en los caballos de carreras, aunque preocupantes, son una parte bien documentada y cuidadosamente manejada de las iniciativas de bienestar equino dentro de la industria de las carreras. La integridad de las carreras de caballos se basa en su compromiso con el bienestar y la longevidad de estos extraordinarios animales.
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